Lo primero que se debe hacer para poder tratar una enfermedad es diagnosticarla. Para cerciorarnos de que una persona padece de una enfermedad de transmisión sexual se le debe realizar:
- Un análisis de sangre.
- Muestras de orina.
- Muestras de líquidos: por ejemplo de llagas genitales.
Una persona que no tiene ningún tipo de síntoma también puede estar desarrollando la enfermedad, las pruebas que se le realizan a estas personas para determinar si están contagiadas se denominan análisis de detección, este no es rutinario en el sistema sanitario salvo diversos casos, como por ejemplo:
- Personas nacidas entre 1945 y 1965 ya que en ellas existe una alta incidencia de Hepatitis C.
- A las embarazadas se le realiza un análisis de detección de VIH, Hepatitis C, clamidia y sífilis en la primera consulta.
- A mujeres de 21 años para detectar anormalidades del cuello uterino se le hacen pruebas cada 3 años, a partir de los 30 años se realizan las pruebas cada cinco años.
- A mujeres menores de 25 años sexualmente activas se les realiza un análisis para detectar la infección por clamidia.
- A personas con VIH ya que tienen más probabilidad de contagiarse con otras ETS.
- A personas que tienen una nueva pareja, ambas deberían realizarse las pruebas antes de mantener cualquier tipo de relación sexual.
Para ampliar información consulta: Enfermedades de transmisión sexual (ETS)
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