Si la prueba que se realizó da positivo, pueden ocurrir dos situaciones: tener hepatitis B aguda, en la que no se necesite tratamiento, tan sólo descansar, tener una buena alimentación e ingerir abundante líquido. La situación restante es la de la hepatitis crónica, en la que ese requerirá un tratamiento para reducir el riesgo de sufrir una enfermedad hepática que produzca complicaciones severas y para evitar el contagio de mas personas. Este tratamiento incluye medicamentos antivirales, inyecciones de interferón, o, en casos más graves, el trasplante hepático.
Para prevenir la enfermedad, es preciso vacunarse. La inyección de inmunoglobulina ayuda a proteger al paciente contra el virus. Es precisamente esto lo que explica el doctor Marcelo Laurido en el siguiente vídeo:
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