Más allá de la prevención lógica que hay que tener para evitar tener clamidia cuando se mantienen relaciones sexuales sin pareja estable, desde hace 10 años los científicos argentinos se propusieron estudiar esta enfermedad para contribuir a bajar la cantidad de personas infectadas que existen cada año. En 2015 hubo más de 1,5 millones de casos registrados sólo en EEUU. Así, investigadores del Conicet observaron cómo interactúan las células cervicales con la bacteria Chlamydia trachomatis.
En este trabajo de investigación se demostró la importancia de una proteína, la Galectina-1, en la interacción de la bacteria con las células afectadas. Acorde con los resultados presentados, se demuestra que la galectina 1 promueve la adhesión de la bacteria a la célula hospedadora, la invasión y así aumenta la infección clamidial. Por lo que una forma de reducir estas infecciones podría ser con terapias que ataquen a esta proteína.
En resumen la Galectina-1 utiliza diversos receptores glicosilados para ingresar a las células cervicales, de manera que funciona como una llave maestra que abre estas distintas puertas de entrada a la célula a infectar.
Para más información: Proteína que favorece la clamidia
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